viernes, 14 de diciembre de 2007

Munich - Steven Spielberg

Hay películas, como "Munich" que en realidad no son películas. Son manifiestos, documentos, informes o ideologías, pero están despojadas de oropeles y su única pretensión es la de obligar al espectador a conjugar el tiempo presente del verbo pensar.
En esta ocasión, y tras la catarsis que supuso "La lista de Schindler", Spielberg se desafía a sí mismo a la objetividad en el eterno conflicto palestino-israelí que viene a ser como una ley del Talión elevada a la enésima potencia. A la manera de un Costa-Gavras de altísimo presupuesto, el director americano cuenta con el carnal Eric Bana (el secundario más potente de los últimos años) como protagonista de una odisea de venganza tras los atentados ocurridos en las Olimpíadas de Munich y le acompaña de una colección de partenaires ideológicamente divergentes, entre ellos Geoffrey Rush (siempre grande), Matthieu Kassovitz -el dependiente que enamoraba a "Amelie"- Ciáran Hinds, Valeria Bruni Tedeschi o el futuro Bond Daniel Craig. Todos estos personajes participarán, cada uno a su manera, de un toma y daca histórico que les llevará a la frustración, a la muerte y a la paranoia.
El acertadísimo uso de una fotografía e iluminación idéntica a la de las películas de los setenta -década gloriosa en lo que al thriller político se refiere-, el excelente guión, el ritmo trepidante y los logrados personajes confieren a este filme un valor que va más allá del mero entretenimiento de masas.

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